Y heme alli junto a la inmensa pared de humano que llegaba al pueblo, para mi era como encontrar una especie nueva, a lado de mi maestro, una criatura nunca antes registrada en nuestros libros, queria conocerlo como cuando conoci a las bestias desplazadoras, queria registrarlo por lo menos en mi memoria.
Creo que eso fue lo que hizo que me sentara en su carreta con tanta familiaridad y descaro, por supuesto un hombre de su condicion no lo permitiria, no asi tan fuera de sus terminos, y menos para un "perro negro" como yo...
-Largo de mi carreta . . . perro traicionero, no me interesan tratos con los de tu calaña, tengo mis propios medios para subsitir, no he llegado hasta aqui aceptando favores de extraños... solo llevadme a la taberna que mencionas y alejate de mi vida...- dijo el inmenso humano mientras levantaba la carreta con todo lo que esta llevaba a la altura de su cabeza para bajarme.
Sin mas cordialidad de la que se le puede ofrecer a un barbaro de su tamaño, lo conduje a "el gran abeto" sin cruzar mas palabra con el gigante enmascarado.
Dentro del alegre lugar, la musica del violin de Jambee sonaba mientras relataba una historia sobre las divertidas trampas del hombre de las mil mascaras, la cual fue interrumpida abruptamente por un fuerte viento que azoto las portezuelas de la taberna, un silencio casi mortal se hizo presente como si la concurrencia supiera que era un mal augurio el que estaba apunto de presenciarse.
Una carta de aquel mazo exotico cayo al suelo cuando el viento paro, como si el mismo la hubiese conducido hasta alli, hasta nosotros; de la carta se levanto entre el fulgor de unos chisporroteos verdes y rojos y una nube de humo, un apestoso troll de los pantanos, una asquerosa abominacion de cuatro brazos lleno de verrugas, tan desagradable como aparentemente todo aquello que salia de ese mazo.
En un parpadeo y el grito de terror de la mesera del lugar, la agil y veloz ninja volteo la mesa donde estaban sentadas ella y la joven hechicera mientras que al mismo tiempo lanzo dos pequeños proyectiles que impactaron en la pierna del enorme troll, la hechicera por su parte aprovecho la covertura que la ninja le ofrecio y de su mano broto una espesa bruma que al solidificarse mostro la hoja de una guadaña negra presta a deshacerse de todo aquello que se le acercase a su portadora.
El troll hizo caso omiso de las dos jovenes, y se enfilo a deshacerse de aquello que le parecia mas peligroso, "el muro", ya que por su tamaño destacaba entre toda la concurrencia; el humano por su parte, y con cierto enfado justificado, cargo hacia la bestia sin siquiera pensarlo, en sus ojos podria verse la furia de un jabali al que se le ha molestado mientras dormia; el impacto fue sordo como si dos mundos chocasen y nadie alrededor hubiese estado para oirlo.
No se de donde obtuvo la fuerza pero logro sacar al troll de la taberna a base de puro empuje, una vez en la entrada, el troll hizo un movimiento no medido por el humano y despues de un sofocante golpe en las costillas y un garrotazo en la cara, el humano volo hacia las espaldas del troll como si hubiese sido una silla atravezada en su camino, entonces era la hora de entrar en accion.
Corri hacia el troll mientras desenvainaba mis kukris, siempre uno en cada mano, solo dos a la vista, cuantos mas portaba no se sabra hasta que el momento lo exiga, ya presto en la batalla y listo para lo que viniese, el troll intento asestar un golpe con su garrote, tratando de deshacerse de mi, considerando mi tamaño ante el suyo, dentro de su cabeza y en su concepcion de enemigo, yo no era rival para el, el segundo error que cometia en el dia...
Dando un rapido giro sobre mi pie de apoyo, esquive el garrote de manera efectiva, usando el marco de la puerta, subi al dintel de la puerta de un solo impulso, cuando el troll volivo su rostro para buscarme lo unico que encontro fue a la ninja, a la hechicera y al bardo cruzando la puerta buscando su parte en la refriega, la ninja volvio a lanzar sus rapidos y certeros proyectiles dejando uno en sus costillas y el otro una amplia marca en su fangosa mejilla, mientras la hechicera lanzaba su guadaña encantada hacia la pierna izquierda, entrando profundamente haciendo gemir al troll, que en el momento se dio cuenta que no era el lugar indicado para armar un zafarrancho.
Mientras la bestia retrocedia presa del dolor y la sorpresa, salte al brazo que sostenia el garrote, mientras mantenia el equilibrio mis kurkis hicieron el trabajo para el que fueron concebidos, penetrando profundamente en la carne podrida, girando, para abrirse paso y salir por otro lado, haciendo que el troll soltase el garrote mientras parte de su brazo, del codo hacia la mano colgara inerte al ser casi amputado de tajo, mientras que mi otro kurki buscaba afanosamente el ojo del troll, hasta que finalmente lo logro...
De pronto, como si el troll fuese un vil arbol, un enano peinado con una mohicana alta y su trenzada barba roja, le abrio una enorme zanja en la panza, su hacha entro tal como si talara un arbol en la colina al pie de la montaña, en sus ultimos reflejos, el troll pateo al enano dentro de la taberna, Jambee, el bardo salto a la espalda del troll, sosteniendo su espada larga con ambas manos, la enterro por la nuca como si empalara a un toro, la espada salio por el abdomen de la bestia, y justo en ese momento el silencio se hizo otra vez, esta vez fue un silencio que anunciaba que todo estaba bien y que nada habia pasado, nada fuera de lo comun...
El troll cayo cual madero de chimenea, y mientras todos nos reincorporabamos y agrupabamos, el cadaver del troll se desvanecio, dejando entre chisporroteos verdes y rojos, una carta de aquel mazo exotico y malevolo, solo que esta vez en vez de estar llena de color la ilustracion, solo habia una mancha ceniza y un extraño olor a azufre se desvanecia en el viento, proveniente de la carta. . . . . . . .
3 comentarios:
y esto se pone cada vez mejor :) de nuevo felidcidades changuito por la excelente narracion
atte el shaggy
-Creo que ya hemos perdido mucho tiempo Diabolo ¿puedes darte prisa?
Observando detenidamente la espada de mithril que le ofrece el dueño de la armeria como un arma mágica y poderosa, el joven y orgulloso elfo suspira hondamente con fastidio.
-¿Es el precio final? ¿5000 monedas de oro? pienselo bien, ¿cada cuando llega un aventurero a esta ciudad con esa cantidad de dinero? 3230 monedas y un rubi, mi ultima oferta.
El dueño, fastidiado de un cliente regateador mas, comeinza a guardar la espada en su funda de plata. Mientras por la puerta entran el hechicero y el hombre tigre, este ultimo devorando una pierna de cerdo al horno y el otro con una extraña caja de madera en la mano, fascinado.
-¿Suerte en las compras?- pregunta el clerigo sin mucho interes pero con gran cortesia.
-Vaya que si, aunque no este completo, este es un autentico mazo invocador hay pocos en el mundo segun la biblioteca de los Capa Trueno y yo he conseguido casi la mitad del mazo.
-Una tremenda baratija-dice el hombre tigre sacandose la carne de entre los dientes por medio de una de sus garras -son solo piezas de marfil pintadas, muy bien pintadas, pero marfil al fin y al cabo.
Entre la platica, mientras Diabolo mira otra espada magica que tiene menor precio, nadie nota al extraño de sombrero amplio, capa purpura y cabello largo y rojo que entra dedicandoles una sonrisa entre los finos bigotes, la caja cae de las manos del hechicero, un viento fuerte arrebata dos cartas del mazo y se lleva una a alguna otra parte de la ciudad, la otra cae cerca, cara arriba.
El mago, un poco molesto se dirije a recogerla mientras obserba la roja niebla que sale del naipe, que crece cada vez mas por encima de las casas de la calle, que obtiene formas siniestras, que antes de solidificarse lanza un tremendo chorro de fuego hacia el hechicero.
Los agiles reflejos del hombre tigre salvan la vida del invocador, mientras el clerigo pone las armas al frente; al mismo tiempo, busca posibles personas heridas o menesterosos de protección el elfo saca su espada y en la otra mano lleva aquella que le mostraba el armero dejando sobre la mesa todas las bolsas de oro que cargaba con el y corre al encuentro con un dragon que no deberia estar en Morthos.
-¿que un troll aparecio aquí? Ja! eso no es nada. Yo vi aparecer a un dragón cerca de casa, justo en la calle.
"y eso no es todo. Habia aventureros en la tienda de armas que lo combatieron. ¡Pobres! que buena falta hizó la valentía de Sir Astinus. ¡Pero vaya que eran bravos! sobre todo el clerigo de Volcanon, que todo lo equilibra, y ese extraño hombre animal. Piel rayada como de esos grandes gatos que traen los circos, garras y una espada hecha de metal negro.
Mientras el hombre-animal salvaba a un hechicero de morir entre las llamas de las ingentes fauces del vestiglo, el clérigo ahuyentaba con oraciones las flamas y de la tienda salio un elfo lanzando un poderoso rayo de sus espadas mientras corria a buscar la cabeza del gusano. La enorme zarpa del engendro golpeó al elfo y lo arrojo contra unos barriles, pero esto sirvió de distracción para que ese hombre-gato saltara, espada en mano, hacia el acorazado pecho del dragón y su espada formo un torbellino al cortar las duras escamas.
Fue en eso que el dragón mordió el cuerpo entero de este raro aventurero y, sangrando lo arrojo al aire para tragarle de un solo bocado; pero en eso, grandes rocas de hielo caian del cielo invocadas por el mago, golpeando al dragón y a los techos de las casas cercanas, incluyendo la mía que tembló y dicho temblor me hizó caer, golpearme y demayarme."
-¿y despues? ¿que pasó con los aventureros y el dragón?
- Pues lo vencierón. ¿que mas si no?
- ¿y el cuerpo? debe ser un cadaver muy grande como para que tus dichosos aventureros se lo lleven.
- Pues no lo sé, desapareció, supongo.
-¡Bah! ¡Patrañas! nosotros si que vimos acción aqui en el Gran Abeto
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